RESTO DE LA HISTORIA RESTO DE LA HISTORIARESTO DE LA HISTORIA
Como anteriormente comentábamos, la fundación estaba en la mente de D. Patricio, y levantó documento público ante notario de como tenía que funcionar la misma y sus Estatutos. Todo marchaba bien, pero en 1958 estando veraneando en el balneario de Santander donde iba habitualmente, conoció a D.ª María Aguilar Cadiar, natural de Granada, con la que comenzó una buena amistad. Durante este tiempo cayó enfermo y, lamentablemente se estaba muriendo, por lo que contrajo matrimonio con la Sra. Aguilar, en artículo mortis, dejándole en usufructo el 50% de los bienes que iba a recibir la fundación.
Para dar cumplimiento a lo establecido en su testamento, el albacea reunió al alcalde presidente del Ayuntamiento de Torrevieja, al Rvdo. Sr. Cura Párroco de la Inmaculada Concepción, al Sr. Juez de Torrevieja y a su viuda , pues, según estaba establecido en los Estatutos de la fundación y, por el mismo orden, las personas que representasen los cargos mencionados formarían el Patronato de la Fundación, renunciando en aquel momento el Sr. Juez.
Una vez todo formalizado, se tuvo la noticia de que todas las inversiones que el fallecido D, Patricio tenía en Argentina en minerías y acerías, fueron a la quiebra y se perdió todo lo que allí tenía invertido, lo cual, unido a que los rendimientos del 50% del capital restante iban destinados asu viuda, se quedó la fundación sin medios suficientes para poder llevar a cabo las intenciones del fallecido Sr. Zamit, por lo que, en principio, la fundación quedó paralizada.
Al pasar algunos años y la fundación no presentaba las Cuentas Anuales tal y como marcaba la Ley, el Ministerio de Justicia y de Entidades Jurídicas de la Generalitat Valenciana, determinó intervenir la fundación. Este fue un golpe no esperado, por lo que el Sr. alcalde presidente de aquel momento y el Rvdo. Sr. Cura Párroco de la Inmaculada, decidieron contactar con un Sr. jubilado, procedente de la banca, en la que había prestado sus servicios como ejecutivo, al que pusieron al día de lo que acontecía con la fundación. Este Sr. les dijo que aquello no se arreglaba en Torrevieja, que había que presentarse en Valencia y hablar con la persona adecuada. Y así lo hicieron, se marcharon a Valencia este Sr. acompañado del Rvdo. Sr. Cura Párroco, presentándose sin cita ante dicho organismo, donde esta persona consiguió que fuesen recibidos por la Sra. Juez que llevaba el caso. Se le hizo ver y comprender a la Juez, que el articulado de los Estatutos era imposible de cumplir por falta de medios económicos y que, con el transcurso de los años la inflación había deteriorado el poder adquisitivo de los recursos de la fundación y, por lo tanto, se comprometió este Sr. con la Sra. Juez qué, en el plazo de un mes, modificaban los mencionados Estatutos, sin perder su carácter docente y qué, a partir de entonces se enviaría toda la documentación de acuerdo con lo legislado, hecho que autorizó la Juez y que este Sr. cumplió puntualmente, haciendo que la fundación creciera y funcionara de acuerdo con las leyes de cada momento hasta la fecha.